martes, 16 de junio de 2009

El amor de los esquimales


Sacado del libro que al azar tomé hoy de la biblioteca: El amor: Una Historia Universal de Rosa Pereda.

"Es un lugar común en Occidente que los climas calientes, con su desnudez, encienden los sentidos y facilitan la promiscuidad sexual, esa libertad de la adolescencia que estamos viendo, y que va precedida la presencia constante de los niños, desde la primera infancia, en las relaciones entre los adultos. Es decir, de una aprendizaje temprano en las cosas del sexo. Pero es enteramente falso: en los climas bien fríos, como las estepas asiáticas o los hielos de Groenlandia, se dan organizaciones y constumbres parecidas. Por ejemplo, entre los esquimales, que pasan por ser el pueblo más alegre de la tierra, las palabras para "hacer el amor" se relacionan con reír, divertirse y jugar, y no conocen equivalentes a "fastidiar" o estropear, tan comunes en las lenguas occidentales, latinas o sajonas, tanto da. Hay una bella leyenda esquimal que cuenta que, en primavera, cuando el deshielo hace crecer arbustos y flores en la tierra, dos adolescentes se retiraron al campo para hacer el amor, cuando un lobo blanco, hambriento, los descubrió. Cubiertos todavía con su piel de oso, desarmados ambos y confusos, el muchacho quedó paralizado, pero la chica se desprendió enteramente de sus vestidos y se alzó de pie ante la fiera. Fue tal la sorpresa que el lobo, admirado de su belleza, lamiró largamente y después se dió la media vuelta y los dejó en paz."

Enya le pone música. Con esto dormía yo al tirano de las emociones. Boadicea

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